La “Soléa”

La soleá es uno de los bailes más emblemáticos del flamenco y, tal y como ocurre en el cante, su ejecución reúne todos y cada uno de los elementos esenciales de la estética bailable del flamenco. 

Para la afición flamenca la soleá es uno de los palos de flamenco que esperan disfrutar en un tablao. El alma de la soleá se busca en el Tablao de Carmen, encuentro entre artistas, su compás y sus sentimientos. 

¿Qué quiere decir soleá?

La “soleá”: palabra que suena flamenca y que, en su pronunciación con acento andaluz, acorta el vocablo original: la soledad. 

Soleá (flamenca) o soledad (del hombre): dos palabras que hablan de este sentimiento que todo ser humano conoce, el estar solo. Cuando no hay nadie lo resume la soléa.

Canta una copla: “Y en la soledad de mis noches sin luna….”

Y otra copla: “En el fondo de la bodega, hay unos gitanos cantando por soleá…”

“las barandillas del puente se meneaban cuando yo paso…”

“yo te quiero a ti solita y nadie le hago caso..”

Miles de letras de cantes flamencos hacen referencia a la soledad. 

La soleá es un palo flamenco, uno de los muchos ritmos flamencos que existen y quizás, junto a la bulería y la alegría, el más presente en los tablaos y en el repertorio del baile flamenco.
Se considera uno de los fundamentos del cante flamenco. 

Como insinúa la misma palabra, la soleá es un palo que anuncia un estado del alma íntimo, de recogimiento, de soledad; de reencuentro con el centro de uno mismo, de pensamiento en solitario y de hablarse a sí mismo antes que a nadie. La Soléa es lenta y seria. 

Antonia Carmona, en su baile por soleá.

Definición de la soleá: los conceptos esenciales 

1. El Compás

El compás de la soleá trata un esquema básico y extensible a muchos otros estilos flamencos, y es amalgama de un compás de 6×8 con otro de 3×4 dentro de una estructura de 12 tiempos. A continuación exponemos la fórmula tradicional de su marcaje:

Recuento tradicional:

1234567891012/123

2. Estrofa

Antiguamente a las estrofas cantadas de tres versos octosílabos que rimaban ABA, generalmente en asonancia se les llamaba “cantares de soledad”.
Según esto se puede distinguir entre Soleá Grande (cuatro versos octosílabos con rima asonante o consonante en los pares;) y Soleá Corta (tres versos) 

3. Más detalles básicos sobre las soleares

Las soleares basan su estructura formal en un patrón flamenco base que consiste en la siguiente secuencia: introducción de guitarra, ayeo de salida, cante de preparación, cante valiente y remate, con las falsetas intercalando las distintas letras.

Es complicado distinguir la gran variedad de soleares que existen, puesto que la personalidad y carácter flamenco de la soleá impregna a casi toda la música jonda y las variantes son muy numerosas. 

La soléa de Cádiz es más corta, directa y salerosa.  La soleá de Jerez pone más énfasis en la melodía y la soleá de Triana es todavía más melódica. Las diferencias entre estilos de soleá se basan lo armónico, lo tonal y lo rítmico. 

Todas las soleares tienen en común siempre la métrica y el compás de doce tiempos que rige la medida de este estilo matriz.

El toque por soleá

En este punto es importante resaltar el rol de la guitarra en la apertura de la Soleá.
Es la guitarra y sus primeras notas lo que define el inicio de la “madre de todos los cantes” (como se la conoce a la soleá). Suena primero la guitarra llamando al cantaor a su cante.
Y de ahí el guitarrista acompaña al cantaor y al bailaor a lo largo de la soleá. 

En una charla con José Andrés Cortés, guitarrista de Barcelona de sólida e incuestionable reputación flamenca, define a la soleá como el “padre del flamenco”. 

Nos explica que para comenzar la Soleá hay una “frase madre” la cual en el contexto del toque tradicional flamenco siempre es en tono de “MI” o de “FA”. Añade que existen unos códigos musicales que el guitarrista tiene que saber percibirlos del cantaor, y que lo más importante es tener en cuenta el compás de la soleá que “siempre está ahí” y por el cual se ha de estar muy pendiente (a diferencia de cuando se toca para cantes libres).

El cante por soleá

Nos referimos aquí a la calidad de este cante no solo como composición musical sino como valor poético y cultural. Siendo cantaores de origen popular y anónimos, alcanzan una notable intensidad musical pudiendo llegarse a asociar a la categoría de cánticos espirituales. 

Las primeras notas del cante por soleá son una llamada a escuchar y atender el alma humana. 

Las letras flamencas de los cantares por soleá, aún siendo populares, son de gran categoría literaria. 

En el prólogo de Juan Lamillar del libro “99 soleares” de José Luis Blanco Garza, se menciona la relevancia de la soledad como tema e inspiración de todo poeta, y menciona un libro de 1861 titulado La soledad en el cual su autor Augusto Ferrán recopilaba cantares influidos a la vez por coplas populares y por lírica germánica. 

La soleá, como composición tanto literaria como musical y de incuestionable origen en la lírica popular del sur de la península ibérica, tiene una estructura bien definida. Su combinación métrica consiste en 3 versos, de ocho sílabas cada uno, con asonancia en el primero y en el tercero, sin rima de ningún tipo en el segundo. 

En tan solo 3 versos la soleá lo cuenta todo, “la vida entera/ en el tercio de la copla” dice el autor. 

La soleá habla de penas, de amores, de desplantes y chulerías, de sufrimiento, de tristezas, de pensamientos en solitario, de las ausencias y de la vida.

El baile por soleá

Para escribir sobre lo que representa este capítulo, “el baile por soleá”, nos hemos referido a la versión e impresión de una joven bailaora de Barcelona, Tere Salazar, “La Tere” que baila regularmente desde hace menos de un año en el Tablao de Carmen.  Siendo de familia flamenca, y estudiando flamenco en la escuela flamenca de La Tani desde pequeña, nos confesó que todavía no está preparada para bailar la soleá. Explica que no se enseña. 

“A la hora de bailarla, ya solamente cuando sales, ya andas diferente, ya miras diferente, ya sientes diferente. Es especial. Para mí es único, o sea, la soleá es un palo aparte, en el que cuando tú ya sales, se te transforma todo.

No intuyo ni entiendo por qué es así. Es un sentir. Cuando escuchas ese compás tan “a tierra”, te acuerdas de Manuela Carrasco que es la reina de la soleá para mí. Es que tú andas y se te cambia la cara. Escuchas y te llega y tus brazos van a la soleá, pero sin quererlo, solo sintiendo. Si la soleá no se siente….

Por eso yo no me he tirao por soleá. Porque le tengo tantísimo respeto que hasta que no me encuentre ahí…Yo la escucho mucho porque me encanta, pero yo no he hecho ninguna clase por soleá”.