Cantar atrás: el diálogo entre el cante y el baile flamenco

El arte del acompañamiento al baile flamenco

En el Tablao de Carmen pasa varias veces cada día: el cantaor, sentado en su silla de mimbre, a la izquierda mirando a las tablas, tira una letra. “Ay, de Totana / salgo de mi casa andando / caminito de Totana / y en la cara me va dando / la brisa de la mañana”, suele cantar Antonio Fernández si toca hacer taranto. Si es por alegrías, en cambio, él y Mariano Santiago le cantan a la provincia de Cádiz donde nació este palo: “Si te dicen de Cai / con aires marineros / donde rompen las olas / tirititraun / ole, los caleteros, / derrama tu soniquete / desde la Isla hasta el Mentidero”.

El bailaor o bailaora sale a las tablas por la derecha, por la puerta que lleva a camerinos, y empieza el juego improvisado de unos doce minutos que sucede entre bailaor, cantaores, guitarra y palmas. Aunque parezca imposible que sea improvisado, en cada palo existen unos códigos que todos los artistas conocen y que hacen del espectáculo en el tablao una conversación entre todos, en el que el protagonista es el baile. El cante (y el toque), están detrás de él, literal y metafóricamente, para hacerlo relucir. Esta forma de cantar se llama en la jerga flamenca cantar patrás, o cantar para baile. Faustino Núñez, en su enciclopedia Flamencópolis, lo sintetiza así: “Se refiere a la disposición de los intérpretes en el escenario o tablao, atrás, junto a las guitarras para dejar el conveniente espacio para realización del baile”.

cantaores Tablao de Carmen

¿Qué es el cante atrás en el flamenco?

Anna Colom, cantaora del Tablao de Carmen y profesora de cante flamenco en el Taller de Músics, nos explica qué es el cante patrás durante el descanso del primer pase: “En el cante palante estás tú [el cantaor] con un guitarrista, y cantas diferentes letras del palo que estés cantando, vas echando letras en función de lo que sientas o lo que tú tengas preparado, mayoritariamente no tienen que ver unas con otras. El cante patrás o para bailar, hay una parte de improvisación pero también unos códigos en los que tú sabes lo que tienes que hacer. Con los códigos el bailaor te da a entender que quiere que le cantes una letra, o que quiere hacer una parte de pies, una escobilla”, desarrolla.

Así, como explica Anna, existe una estructura más o menos establecida para cada palo, en el que el protagonista es el baile, y tanto el cante como el toque están supeditados a él. En la alegría o en la soleá por bulería (ambos compás de 12 o compás de amalgama), el cantaor empieza con una típica letra de entrada. “Después el bailaor va a hacer una llamada, un bloquecito de pies muy corto con mucha fuerza”, continúa Anna, “después entras con la primera letra, después habrá una falseta, un breve solo de la guitarra, después sabes que vendrá otra llamada, y sabes que cuando acaba tienes que cantar”. Hay otros palos más difíciles de seguir, para ella, como la seguiriya. “Solo hay tres letras y muchos solos de pies, entonces no sabes cuándo va a terminar, muchas veces hacen una subida impresionante, que tú piensas ‘esto es el final’, entonces haces la letra más alta, que es el macho”, expresa Anna.

Tin Alba
Tin Alba

Una escuela sobre el escenario: el Tablao de Carmen

Es en los tablaos, en contraposición de peñas, festivales, u otro tipo de recitales, donde se pone el foco en el baile. Es sobre las tablas donde los cantaores flamencos ponen en práctica el acompañamiento al baile, y en el Tablao de Carmen son muchos los artistas que se han iniciado en esta práctica flamenca. Uno de los más recientes es Manuel de la Miguela, hijo del también cantaor José de la Miguela. “El cante para el baile es muy diferente que cuando estoy de fiesta en la casa. No es lo mismo cantar en la casa por bulerías cuando alguien saca una guitarra, que ponerte a cantar aquí por taranto”, cuenta en el Patio Cordobés del tablao. 

Hace solo dos meses que cantó por primera vez para baile, sobre estas tablas: “He aprendido a ejecutar mejor los cantes, la primera vez lo haces todo como sí o sí, tiene que salir. Pero cada vez te das más cuenta de cómo va la cosa, cada vez más serio, con más peso”, expone Manuel. Tanto él como sus otros compañeros artistas, cada tarde en el Tablao de Carmen expresan lo que mejor saben hacer, el flamenco, en las tres grandes disciplinas de lo jondo: cante, baile y toque.