La montaña de Montjuic, donde se encuentra el Tablao de Carmen, es una de las montañas que forman parte de la ciudad de Barcelona, como El Putxet y el Tibidabo, y una de las más variadas en la oferta cultural y turística que alberga. Además de los museos, los teatros y los miradores, no mucha gente conoce su unión histórica con el flamenco.
¿Qué no debes perderte en Montjuic?
- Una visita obligada para los turistas y locales que quieran conocer esta montaña es el castillo de Montjuic. Construido en el siglo XVII, ha tenido su papel en todas las etapas de la historia de Barcelona: ha servido de fortificación, de cárcel, y de instalación del Ejército, y en el año 2007 el recinto y el castillo fueron cedidos al Ayuntamiento de Barcelona. Además de un mirador panorámico con vistas al mar, al puerto, al Tibidabo y al Baix Llobregat, se puede disfrutar de una de sus visitas guiadas para conocer todos sus espacios (el patio de armas, la muralla y el foso). Igualmente, el Castillo alberga exposiciones temporales y conserva pintadas de los miles de presos que pasaron por sus celdas durante el siglo XX, uno de los rincones más impresionantes de esta visita.
- Otro punto obligatorio en Montjuic es el Poble Espanyol, uno de los rincones más especiales de toda la ciudad. Se trata de una recreación de un típico pueblo español, que un grupo de arquitectos diseñó para albergar el Pabellón de España en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, tras visitar un centenar de pueblos por todo el país. Allí bailó Carmen Amaya con motivo de la Exposición, y en el mismo patio nosotros inauguramos el Tablao de Carmen en 1988 en homenaje a ella.
- El Teatro Grec es un anfiteatro único rodeado de jardines ideal para pasear o para disfrutar de un concierto al aire libre. Ha sido testigo de muchos recitales de flamenco en el marco del Festival Grec, que desde el verano de 1976 llena Barcelona de espectáculos de música, teatro, danza y circo. Además de este, el Teatro Lliure y el Mercado de las Flores, también en Montjuic, son igualmente escenarios de eventos del Festival Grec y de otras programaciones.
Historia en Montjuic: Museos y lugares culturales
- El Museo Nacional de Arte de Cataluña, también conocido como MNAC, es uno de los más conocidos, y el primero al que se llega subiendo a Montjuic desde Plaza de España. La visita merece la pena incluso antes de entrar: el museo está en el Palau Nacional, construido también para la Exposición Internacional de 1929, 50.000 metros cuadrados de un palacio inspirado en el renacimiento español. La colección permanente permite un recorrido desde el Renacimiento y el Barroco, pasando por el Modernismo y la obra de Gaudí, hasta llegar a las salas dedicadas a la Guerra Civil española. Recomendamos igualmente no perderse las vistas de la ciudad desde cualquiera de los tres restaurantes del museo.
- Otras dos paradas artísticas son CaixaForum y la Fundación Joan Miró. CaixaForum ofrece propuestas de diversa índole: exposiciones sobre cine, experiencias de realidad virtual, colecciones de retratos del siglo XIX o tertulias culturales. La Fundación Joan Miró permite al visitante conocer a fondo la obra de uno de los artistas catalanes más internacionales de la historia, así como colecciones de pinturas que otros artistas le dedicaron a Miró, o retrospectivas sobre la relación del pintor con otros autores.
- Para los amantes de la arquitectura, en Montjuic se encuentra el Pabellón Mies van der Rohe y la torre Calatrava. El primero fue construido por los arquitectos Mies van der Rohe y Lily Reich para albergar el Pabellón de Alemania en la Exposición Internacional de 1929, y fue una de las obras pioneras de la arquitectura moderna. La segunda se trata de una torre de telecomunicaciones construida para los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, y constituye igualmente una obra considerada de vanguardia en cuanto al diseño de este tipo de construcciones.
“Donde la ciudad cambia de nombre”
Hay una parte muy relevante de la historia de la montaña que, aunque no esté recogida en un museo, merece la pena conocer: el barraquismo. Se calcula que empezó hacia 1870, y que la inmigración del resto de España (andaluces, murcianos, aragoneses, valencianos…) alimentó este fenómeno, empujados igualmente por la imposibilidad de acceder a una vivienda digna en la ciudad. Se calcula que en la década de los 50 vivían en las barracas de Montjuic 30.000 personas, concentradas en tres zonas: Can Tunis, Can Valero, y la zona sur alrededor de Poble Sec. Las familias, en su mayoría gitanas y flamencas, vivían en condiciones muy duras.
En la década de los 50 comenzaron los planes de mejorar las condiciones de vida y en la década de los 60 (también forzado por la construcción del Parque de Atracciones de Montjuic), acabaron desalojando las barracas y trasladando a las familias a El Prat de Llobregat, a San Roque (Badalona), La Mina (Sant Adrià del Besòs), Canyelles o Camps Blancs (Sant Boi), lejos de Montjuic.
Las últimas barracas fueron derribadas en 1987, antes de los Juegos Olímpicos de 1992. Hoy, solo una calle recuerda el barrio de Can Valero. En 2018, un reportaje titulado “Los ultimísimos de Can Tunis” de La Vanguardia, contó la historia de las únicas cuatro familias que quedaban en esta zona, pegada a una rotonda entre el puerto de Barcelona y la Ronda Litoral a su paso por Montjuïc. “Donde la ciudad cambia de nombre”, así tituló su novela Francisco Candel, un libro que reflejó la vida en este barrio, también llamado Casas Baratas del Port, y es considerado uno de los relatos que mejor ha retratado la inmigración en la ciudad. En 2020, el Ayuntamiento de Barcelona organizó en el Castillo de Montjuic la exposición fotográfica “Vivir en Montjuïc. Memorias de un chabolismo olvidado”, un homenaje a todo este conglomerado social hoy desconocido.
Planifica tu día perfecto en Montjuic
Nuestra ruta recomendada empieza en la Plaza de España, uno de los puntos más icónicos de la ciudad, desde donde observar la plaza de toros Las Arenas, ahora reconvertida en centro comercial, y las Torres Venecianas, que funcionaban como entrada para la Exposición de 1929. Desde ahí, se puede pasear hasta la Fuente Mágica (actualmente se encuentra apagada debido a la situación de sequía, aconsejamos comprobar si está en funcionamiento los días previos a la visita) y acercarse a uno de los museos cercanos: CaixaForum, Museo Nacional de Arte o Museo de Arqueología.
Para los que prefieren el deporte a los museos, existe un rocódromo en la zona de La Foixarda, plan perfecto para la mañana. A la hora de comer, el descanso perfecto se puede encontrar en varios de los restaurantes de la montaña, desde donde se puede observar toda Barcelona. Para la tarde, dos buenas opciones son subirse al Teleférico de Montjuic o pasearse por el Jardín Botánico.
Para acabar el día, recomendamos hacer honor a la herencia flamenca que alberga Montjuic. Fue escenario de la película Los Tarantos en 1962, reflejo social del flamenco de Barcelona en los sesenta; y aquí se encuentra el barrio de Hostafrancs, donde las familias gitanas han preservado los cantes flamencos propios, que en esta zona de la ciudad se cantaban incluso en catalán en lugar de en español, idioma principal en el cante jondo. Y qué mejor lugar para conocer el flamenco que el Tablao de Carmen, en el Poble Espanyol, donde la combinación de espectáculo flamenco y la cena típica española hace de este plan el broche de oro para tu día.
¡Te esperamos!