Las castañuelas en el flamenco

Si hablamos de castañuelas hablamos de la bailaora Lucero Tena. Nacida en Durango (México), comenzó muy pequeña a ir a clases de baile flamenco, estudiar la escuela bolera y conocer los bailes típicos del folclore español. Como recoge el Portal de Archivos Españoles del Ministerio de Cultura, entre sus profesores estuvo Domingo José Samperio, cántabro y musicólogo, emigrado a México tras la Guerra Civil. A él y a Pilar Rojo, otra bailaora mexicana de danza española y flamenco, se les atribuye la creación de la “crotalogía concertada”, es decir, las castañuelas en concierto. Debió de ser en esas clases con Samperio cuando Lucero se enamoró de este instrumento de percusión para más tarde convertirse en su máximo exponente.

Su golpe de suerte llegó cuando conoció en México a la bailaora barcelonesa Carmen Amaya, la artista en cuya memoria abrimos el Tablao de Carmen hace 35 años, y ésta la invitó a bailar en un espectáculo. Pasó a formar parte de su compañía y giró tres años con ella por México y Estados Unidos. Acabó en el tablao madrileño El Corral de la Morería, y se quedó a vivir en la capital española. Fue, desde los años 60, la maestra indiscutible de las castañuelas, o palillos, como se les llama en el mundo del flamenco y en algunas partes de Andalucía. Ha grabado álbumes con este sonido como protagonista y ofrecido recitales en los que destaca como percusionista solista. Entre ellos, cabe destacar su actuación más célebre, el intermedio de la zarzuela La boda de Luis Alonso en 2007.

Pero, ¿de dónde viene este instrumento  que el folclore español, y en especial el flamenco, ha hecho tan suyo?

Historia de las castañuelas en el flamenco

La invención de los crótalos, antecesores de las castañuelas, fue obra de los fenicios, que tuvieron bajo su control la península Ibérica y el Levante mediterráneo, y se extendieron hasta el actual Israel entre el siglo XIII y VI a. C.. La Guía del Flamenco de Luis López Ruiz indica que las bailarinas gaditanas fenicias eran llevadas a las fiestas de Roma para amenizar las fiestas del Imperio, y que allí usaban crótalos como parte del espectáculo. En el Antiguo Egipto llegaron a tener incluso poder simbólico, para espantar a los malos espíritus, y estaban presentes en ceremonias religiosas y funerarias, apunta la web del Museo Arqueológico Nacional.

Durante siglos formaron parte de algunas representaciones populares, y fue a finales del siglo XVII cuando las castañuelas tuvieron sus primeras apariciones en la música clásica de la mano de Boccherini, violonchelista de origen italiano que compuso una obra en la que los palillos tenían un rol principal. E incluso uno de los compositores más insignes de la música clásica, Richard Wagner, introdujo las castañuelas en su ópera Tannhauser a mediados del siglo XIX.

Castañuelas en la música española

En la música clásica española tuvieron su importancia antes incluso que en el flamenco. De acuerdo a la página de Gran Gala Flamenca, el guitarrista y compositor Santiago de Murcia las incluyó en los entreactos de sus composiciones y en los fandangos que firmó.

Los dos grandes compositores de música española del siglo XX, Manuel de Falla e Isaac Albéniz, incluyeron las castañuelas en muchas de sus composiciones. La zarzuela La vida breve, de Manuel de Falla, compuesta en 1903 y con la que ganó un concurso de ópera en Madrid cuando aún no era conocido, como explica la Filarmónica de Los Ángeles, fue una de sus obras más celebradas, e incluía castañuelas. La bailaora Antonia Mercé, la Argentina era la encargada de tocar las castañuelas en esta pieza. Esta artista también bailó con palillos en la suite Castilla, de Albéniz, de 1934. En 1966, el compositor español Joaquín Rodrigo estrenó Dos Danzas Españolas, pensadas para castañuelas, y concretamente para las castañuelas de Lucero Tena.

Castañuelas en el baile flamenco

Inicialmente, el uso de los palillos fue una de las características distintivas de la escuela bolera, que se popularizó durante el siglo XVII. La escuela bolera se fijaba en los bailes regionales y los adaptaba para presentarlos en la corte, es decir, los hacía más elegantes y complicados, por lo que esta disciplina estuvo muy unida al flamenco en sus inicios.

Durante el siglo XX, la inigualable Carmen Amaya utilizó las castañuelas en varios de sus espectáculos, con la gran influencia que tenía su manera de hacer las cosas sobre el resto de bailaores, y apareció con ellas en la película La hija de Juan Simón, en 1935, y en la película francesa Quand te tues-tu? [¿Cuándo te matas?] en 1953. Actualmente, hay palos en los que típicamente se utilizan las castañuelas como las sevillanas, las seguiriyas, las cañas o las zambras, aunque cada artista puede elegir utilizarlas en cualquier palo.

Tipos de castañuelas

Actualmente, las castañuelas se pueden clasificar según el material del que están hechas, según su uso (profesionales, semiprofesionales y de iniciación), según la manera con la que han sido fabricadas (más o menos huecas), pero en general podemos distinguir cuatro grupos:

  • De mano: las más usadas en el baile flamenco, unidas por una pequeña cuerda.
  • Pollopas: hechas de plástico y habituales en niños o personas que se inician en esta disciplina.
  • De base: aquellas que están pegadas a una base, usualmente usadas en orquestas sinfónicas.
  • De mango: o palilleras, compuestas por un mango alargado que sujeta ambas piezas.

En el Tablao de Carmen, algunos bailaores han traído las castañuelas sobre las tablas. Azahar Tortajada, joven bailaora de Tarragona, cuenta sobre los palillos: “Bailar con castañuelas te da otro registro y otra forma, te abre campos a nivel corporal y rítmico, te hace un artista más completo”, cuenta. Tomó clases de castañuelas durante un año, ahora sigue aprendiendo con la ayuda de sus compañeros y con su baile sobre nuestras tablas.

Ven a vivirlo con nosotros, todas las noches en el Tablao de Carmen.