Los polvorones: el rey de los dulces navideños
Ya es Navidad en el Tablao de Carmen. Las luces, los encuentros y los regalos llegan a las casas, y no podría ser de otra manera en esta casa que es nuestro tablao. El pasado 13 de diciembre celebramos la primera de las reuniones más flamencas y andaluzas que existen en estas fechas: las zambombas, que se suman a los dos pases que cada tarde disfrutamos sobre nuestras tablas. Empezamos con la fiesta de la escuela del bailaor Costi el Chato, y seguimos el domingo 14 a mediodía con la zambomba de la escuela Niubó Dansa, de la bailaora Isabel Ruiz de Villa. El sábado 20 de diciembre continuamos con la Escuela La Tani. Cada diciembre llenan nuestro tablao de alegría y espíritu navideño, para que lleguemos a Nochebuena con varios villancicos ya cantados.
Nos gusta unirnos a las tradiciones navideñas, y no podía faltar el dulce español por excelencia en estas semanas: los polvorones. Desde principios de diciembre, con el postre, ofrecemos a nuestro clientes polvorones, mantecados y roscos de vino, acorde a cualquier celebración en nuestro país entre Nochebuena y el Día de Reyes. Los polvorones, además, tienen algo en común con el flamenco: provienen de Andalucía.
Comenzaron a elaborarse a finales del siglo XVIII en Antequera (Málaga) y Estepa (Sevilla), donde empezaron a hornear una masa de harina tostada, manteca, azúcar y almendra. El gran boom sucedió cuando las monjas empezaron a hacerlos y venderlos. Igualmente se perfeccionó la receta en pequeños obradores, que empezaron a comercializarlos por toda España gracias a la llegada del ferrocarril. El nombre viene de su textura, ya que deshacen en polvo al morderlos. De ahí la tradición de apretarlos para que sean más compactos antes de abrirlos.
Las mesas españolas se llenan de dulces
Si se habla de dulces navideños, en España tenemos variedad y surtido para rato: tampoco puede faltar el turrón. En este caso provienen de la Comunidad Valenciana, se cree que de la época Al-Ándalus, entre los siglos V y VI. Los más conocidos son el turrón blando de Jijona (provincia de Alicante), el turrón duro de Alicante, de yema tostada (hecho con yema de huevo y azúcar) y el turrón de guirlache. Su base es de frutos secos: avellana, nuez, piñones, pistacho, cacahuete… aunque en los últimos años se han popularizado de todos los sabores, como café, coco o limón. Y sobre todo, de chocolate (negro, blanco, con almendras…), o incluso sabores más originales como de cheesecake o de crema catalana.
Y aunque solo tienen una noche de protagonismo, hay una fruta imprescindible en todas las mesas españolas el 31 de diciembre: las uvas. Una por cada campanada que suena desde el reloj de la Puerta del Sol de Madrid, comer las 12 uvas se ha convertido en el ritual para entrar bien en el año nuevo. En el Tablao de Carmen nos gusta seguir también esta costumbre, y en nuestro caso los artistas acompañan las campanadas de la radio en directo con el ritmo del martillo en el yunque, antiguo instrumento de percusión flamenco, celebrando así la Nochevieja sobre las tablas. Si aún quedan ganas de azúcar, el último dulce que cierra las semanas de Navidades se reserva para el día 6 de enero: el roscón de Reyes.

Las citas navideñas en Barcelona
Si vienes a pasar estos días tan especiales a nuestra ciudad, esperamos verte en el Tablao de Carmen para conocer el mundo flamenco de Barcelona. Y aquí también te recomendamos otros planes para vivir la navidad catalana. La ciudad se embellece estas semanas con el alumbrado navideño, de los más bonitos de España. Puedes pasear para verlo (como en el Paseo de Gracia) o puedes subirte al Barcelona Christmas Tour, que te llevará por las calles para apreciar la iluminación de la ciudad condal.
En la Catedral de Barcelona se encuentra el mercado navideño más antiguo del mundo, la Fira de Santa Llùcia, que lleva 239 años ofreciendo a locales y visitantes todo tipo de recuerdos típicos catalanes, como “caganers” y “tions”. Más recientemente, hace 6 años, se celebra otra feria en el Moll de la Fusta, en Nadal al Port, donde podrás disfrutar de las vistas de la ciudad subiéndote a la noria, o patinar al lado del puerto en la pista de hielo.