¿Qué es el flamenquito?
“¿Qué es eso del flamenquito o el flamenco chill out? Ni lo sé ni me importa”, dijo el cantaor Fosforito en una entrevista al periódico El Español. O el cantaor Pedro el Granaíno para Zoco Flamenco: “El flamenquito ha hecho mucho daño al flamenco”. ¿Qué es el flamenquito? ¿Qué le diferencia del flamenco y por qué se le tiene tanta manía?.
No es fácil encontrar la definición de este término en guías y libros sobre flamenco, ya que se sale de su objeto de estudio y no forma parte del flamenco ortodoxo, ni es una variación de ninguno de sus palos. “Flamenquito” se asocia con aquella música en español que utiliza elementos propios del flamenco, sobre todo las palmas y el cajón, para crear una canción que no se corresponde con las estructuras rítmicas y melodías clásicas de los palos de la tradición flamenca.
En muchas ocasiones utiliza también la misma forma flamenca de pronunciar las palabras, es decir, con acento andaluz, bien porque los artistas son andaluces, bien porque se imita ese deje; o de entonar las melodías, con un timbre cercano a lo jondo y giros melódicos (como los melismas) propios del flamenco. El flamenquito se podría considerar “flamenco pop”, diferenciado de otros subgéneros como el flamenco rock en Omega de Enrique Morente, el flamenco electrónico de Fuel Fandango o el flamenco chill que inventó Chambao.
Según el periodista musical Luis Troquel, “es más pop que otra cosa, pero con un componente fuerte de flamenco. No solo es aflamencado como el pop que hacía Manolo García, sino que tiene una raíz muy flamenca. Mucho por rumbas, tangos y bulerías, pero no las bulerías que hacía Bambino, sino mucho más suave, muy mezclado con la bossanova y con mucha influencia brasileña”. Las letras invitan a la juerga y la despreocupación: “El flamenquito es un género optimista y buenrollero, no es la alegría de la rumba fatal, que es una alegría que se basa en la desesperación, el flamenquito es buenrollito”
Grupos flamenquitos, música flamenquita: De Ketama a Melendi
El primer grupo que se puede considerar flamenquito es Ketama. Formado en los ochenta por Sorderita, Ray Heredia y Juan José Carmona Amaya “El Camborio”, los tres nacidos y crecidos en familias flamencas, lanzan varios discos hasta conseguir el éxito popular con el disco De akí a Ketama, de 1995, ya sin Sorderita y Ray Heredia (fallecido en 1991), y con la incorporación de Antonio Carmona y José Miguel Carmona. En este álbum se incluye el éxito No estamos lokos (Kalikeño), “el himno por excelencia del flamenquito”, según Troquel.
Enseguida aparece El Barrio, proyecto artístico del tocaor gaditano José Luis Figuereo Franco, que en 1996 publica el álbum Yo sueno flamenco. En su siguiente disco, Mi secreto, incluye el tema Mi forma de flamenquito, registrando el nombre de ese subgénero que comenzaba a surgir. El Barrio, igual que Ketama, provenía del flamenco: “Fue gente flamenca que hacía estilos de música que no eran exactamente flamenco, entonces se decía: suena muy flamenquito. Creo que así se fue definiendo poco a poco un género que floreció en los 90 y se ha seguido manteniendo”, continúa Luis Troquel.
En 1997 Alejandro Sanz lanza el álbum Más. La tercera canción es Corazón partío, “la canción del flamenquito más universal”, explica Troquel. Otro que venía del flamenco. En 1999 aparece el primer disco de Estopa, del mismo nombre. La primera canción, Tu calorro, comienza con una de las frases más coreadas del flamenquito: “Fui a la orilla del río / y vi que estabas muy sola / vi que te habías dormido / y que crecían amapolas”. Difícil imaginar una juerga flamenquita donde no suene este himno, o cualquier otro de sus temas como Vino Tinto o Como Camarón.
Pronto aparecen, frescos y descarados, Los Delinqüentes, en 2001 en Jerez de la Frontera, con el tema El aire de la calle. En 2007, desde Sevilla se presentan, más románticos y adolescentes, Fondo Flamenco. En su primer álbum incluyen Escúchame Mujer y Ojalá, cumbres del flamenquito. En esos años empieza a sonar Melendi, natural de Oviedo pero con una clara huella e intención flamenca. El cantante asturiano no venía del flamenco ni toda su carrera se ha basado en el flamenquito, pero temas suyos como Con la luna llena, Mi rumbita pa tus pies o Caminando por la vida fueron definiendo en la primera década del siglo XXI esa amalgama de sonidos que forman el flamenquito.
“Hay montón de artistas que hacen más género pop pero han hecho temas que tienen mucho de flamenquito. Antonio Orozco, Melendi por supuesto, Pastora Soler… tienen más de uno y más de dos temas flamenquitos. Hay un caso muy paradigmático que es Niña Pastori, ¿es flamenquito? Seguramente gran parte de sus éxitos sí, pero canta siempre muy honda Niña Pastori. Tiene mucha flamencura cantando lo que sea”, explica Luis Troquel.
El flamenquito moderno: El Madrileño y lo cool
En 2021, C. Tangana lanza El Madrileño. La prensa especializada se preguntó: ¿ha vuelto el flamenquito?. “De repente, C. Tangana, una persona que marca tendencia, se puso a reivindicar a gente del flamenquito como La Húngara o Ketama”, cuenta Troquel. Sus temas se convirtieron casi inmediatamente en algunas de las más exitosas entre las canciones de flamenco-pop de los últimos años: las 14 canciones del álbum pasaron al Top 50 España de Spotify.
“Y la gente joven cool ya no tiene manía al flamenquito. En su gran eclosión, el flamenquito tuvo éxito entre los pijos, pero también en el mundo de la música de gasolinera”. A pesar de que el cliché se va superando, la mala prensa ha rodeado siempre al flamenquito, sobre todo por parte de los cantaores que se mantienen fieles al flamenco propiamente dicho. “Pero mucha gente se ha acercado a esos cantaores gracias al flamenquito”, comenta Troquel. La conclusión para este periodista es clara: “No hay que tener miedo a la palabra flamenquito”.